Fue entonces cuando se puso en pie con ademán vehemente Fray Girolamo, obispo de Caffa. La barba le temblaba de ira a pesar de que sus palabras trataban de ser conciliadoras. Empezó a argumentar de una manera que me pareció bastante confusa.
- Lo que quería decir al Santo Padre, y yo mismo lo diré, empiezo aceptando que me lo corrija, porque en verdad creo que Juan es el vicario de Cristo, y por declararlo me tuvieron preso los sarracenos. Y comenzaré citando un hecho que menciona un gran doctor, relativo a la disputa que se planteó cierto día entre unos monjes sobre quien era el padre de Melquidesec. Y entonces el abad Copes, al ser interrogado sobre eso se dio un golpe en la cabeza y dijo: "Ten cuidado, Copes, porque solo buscas lo que Dios no te deja buscar, y descuidad lo que te ordena encontrar". Pues bien, como se deduce con toda claridad de mi ejemplo, el hecho de que Cristo y la Virgen bienaventurada y los apóstoles nunca tuvieron nada en común ni en particular es más evidente, incluso, que el hecho de que Jesús fue hombre y Dios al mismo tiempo, ¡Hasta el punto de que me parece evidente que quien negase lo primero estaría obligado a negar tambien lo segundo!
Lo dijo con tono triunfal y vi que Guillermo alzaba los ojos al cielo.
Umberto Eco.