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¿Qué podría decirte, oh venerable?- replicó Siddharta-, suele ocurrir que sus ojos sólo ven aquello que anda buscando, y ya no logra encontrar nada ni se vuelve receptivo a nada porque solo piensa en lo que busca, porque tiene un objetivo y se haya poseido por él. Buscar significa tener un objetivo. Pero encontrar significa ser libre, estar abierto, carece de objetivos. Tú, honorable, quizás seas de verdad un buscador, pues al perseguir tu objetivo no ves muchas cosas que tienes a la vista.
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- Pero esto que tu llamas "cosas" ¿es acaso algo real, algo esencial- repuso Siddharta-. Poco importa que las cosas sean o no apariencias; el hecho es que yo tambien soy apariencia y, por lo tanto, ellas son mis semejantes. Esto es lo que me las hace tan entrañables y dignas de respeto: son mis semejantes. Por eso puedo amarlas. Y he aquí una doctrina de la que vas a reirte: el amor, Govinda, me parece la cosa más importante que existe. Analizar el mundo, explicarlo o despreciarlo acaso sea la tarea principal de los grandes filósofos. Yo, en cambio, lo único que persigo es poder amar el mundo, no despreciarlo, no odiarlo a él ni odiarme a mí mismo, poder contemplarlo- y con él a mí mismo y a todos los seres- con amor, admiración y respeto.
Siddharta.
Herman Hesse.