Mostrando entradas con la etiqueta #belleza. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta #belleza. Mostrar todas las entradas

466 # Walden

 


Si miráis sobre la laguna hacia el oeste, no tendréis más remedio que utilizar ambas manos para defenderos tanto del sol verdadero como del que se refleja sobre el agua, pues ambos son igualmente brillantes, y si a través de los dedos examináis seriamente la superficie, veréis que es tan lisa como un espejo, excepto allí donde los insectos patinadores, diseminados a intervalos regulares por toda su extensión, producen con sus movimientos a pleno sol el centelleo más bello que podáis imaginar, o cuando de repente un pato ahueca sus alas o, como ya he dicho, una golondrina desciende y pasa rozando el agua. Es posible que, a lo lejos, un pez dibuje en el aire un arco de tres o cuatro pies, de modo que aparezca un destello brillante donde emerja y un segundo donde vuelva al agua; a veces se percibe todo el arco plateado, o bien, aquí y allá, los peces pelean por un cardo que flota a la deriva y dejan en el agua un borboteo. Es como vidrio derretido que se hubiera enfriado sin llegar a congelarse, y las pocas manchas que contiene son puras y bellas como las imperfecciones del cristal.


Walden

Henry David Thoreau

095 # El unicornio (III)

       ...Entonces Azelaís, con un ademán perfecto, dejó caer la capucha sobre su espalda, y comprobé que entre nosotros se hallaba una muchacha de extraordinaria hermosura. Decididamente, Berta había entregado al mundo productos muy notables. Si se piensa en los míos: en Guy y sus enormes orejas; en Odón, cuyos órganos auditivos no le iban en zaga; en Urian, con un ojo más alto que el otro: en Regnault, que tenía uno solo; en el que tenía tres y a quien suprimimos- de lo que me arrepiento ahora, pues, dadas las bodas magníficas de los restantes, troncos de alcurnias ilustres, nada indíca que no hubiera sido capaz, él también, con sus tres ojos investigadores, de pescar una esposa rica y noble-; si se piensa en Geoffroy y su colmillo de jabalí; en Froimond y su mancha velluda de piel de topo... Pero toda comparación es odiosa.


El unicornio.
Manuel Mujica Lainez.