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328 # Las vidas de las estrellas.

9. Las vidas de las estrellas.

 


El que los átomos están compuestos por tres tipos de partículas elementales protones, neutrones y electrones es un descubrimiento relativamente reciente. Elneutrón no se descubrió hasta 1932. La física y la química modernas han reducido la complejidad del mundo sensible a una simplicidad  asombrosa: tres unidades reunidas de maneras distintas lo forman esencialmente todo.
Los neutrones, como hemos dicho y como su nombre sugiere, no llevan carga eléctrica. Los protones tienen una carga positiva y los electrones una carga negativa igual.

...Los protones repelen a los protones. ¿Cómo es posible entonces que el núcleo se mantenga unido? ¿Por qué no salta instantáneamente por los aires? Porque hay otra fuerza de la naturaleza: no la gravedad, ni la electricidad, sino la fuerza nuclear de acción próxima que actúa como un conjunto de ganchos que actúan y sujetan sólo cuando los  protones y  los neutrones se acercan mucho y consiguen superar la repulsión eléctrica entre los protones.
Los neutrones, que contribuyen con sus fuerzas nucleares de atracción y no con fuerzas eléctricas de repulsión,  proporcionan una especie de pegamento que contribuye a mantener unido el núcleo.


 
Para equilibrar la repulsión eléctrica hay que aproximar mucho las piezas de materia nuclear de modo que entren en acción las fuerzas nucleares de corto alcance. Esto sólo puede suceder a temperaturas muy altas, cuando las partículas se mueven con tanta velocidad que la fuerza repulsiva no tiene tiempo de actuar: temperaturas de decenas de millones de grados. En la naturaleza estas temperaturas tan elevadas y sus correspondientes presiones sólo se dan de modo corriente en los interiores de las estrellas.

 
Cuando la gravedad se acerca a mil millones de g sucede algo todavía más extraño. El haz de luz que hasta ahora subía directo hacia el cielo empieza a curvarse.Incluso la luz queda afectada por intensas aceleraciones gravitatorias. Si aumentamos todavía más la  gravedad, la luz no puede levantarse y cae al suelo cerca de nosotros. Ahora el gato cósmico de Cheshire ha desaparecido, sólo queda su sonrisa gravitatoria. Cuando la densidad y la gravedad es lo bastante elevada no deja escapar nada, ni siquiera la luz. Un lugar así recibe el nombre de agujero negro. Es una especie de gato cósmico de Cheshire enigmáticamente indiferente a lo que le rodea.

Cuando la densidad y la alcanzan un valor elevado el agujero negro parpadea y desaparece de nuestro universo. Por esto se llama agujero negro: no puede escapar luz alguna de él.





223 # Bomarzo (II)

Así he conservado intacta, en el recuerdo, la imagen de los ocho personajes palatinos. Sobre ellos descendía, como si un foco central la proyectara en el corazón del cortile, la áurea vibración solar, reverberando en géneros y metales, inflamando rubíes y plumas, mientras que en el intercolumnio aparecían y desaparecían las grupas y las crines de los caballos piafantes y entraban y salían los escuderos, los lacayos y los esclavos de Hipólito, recibiendo de tanto en tanto, como un toque pictórico, en un peto, en las piernas, en la arista del brazo, una breve pincelada de luz que enaltecía la diversidad extravagante del séquito del cazador, formado por moros del África del Norte, por arqueros tártaros, por un bullir de caras y de torsos cuyos tintes iban del lustroso negro del ébano a la amarillenta palidez del marfil, y de crenchas rebeldes domadas por gorros y turbantes multicolores. A veces una mano finísima, cubierta de sortijas que espejeaban como caparazones de coleópteros, emergía de la sombra, empuñando una cimitarra, alzando un carcaj, en una sacudida de élitros y de antenas; o el belfo de un palafrén, blanco de espuma, brotaba de la vaguedad de los sarcófagos y de las estatuas, tironeado por uno de los servidores. Y esa segunda zona circundante enmarcaba a la interior con un ritmo ágil que contrastaba con la quieta, sonriente, lejana apostura de los señores, pues la mayoría de los africanos y de los asiáticos poseían una ligereza furtiva de saltimbanquis, malabaristas y acróbatas de cuerda floja, y sus brincos y piruetas, sus gritos en dialectos bárbaros y sus cómicas contorsiones, tenían la virtud de subrayar la esbelta elegancia de Hipólito y sus allegados, completando de ese modo el estético planteo que a mis ojos se ofrecía y que era como un resumen de la gracia de Florencia, inquieta y ceremoniosa, estupendamente cosmopolita... 


Bomarzo.
Manuel Mujica Lainez.