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019 # Visión memorable

La antigua tradición, según la cual el mundo sería consumido por el fuego al cabo de seis mil años, es verdadera, lo supe en el Infierno.
Porque el ángel con su espada de fuego recibirá orden de abandonar su guarida cerca del Árbol de la Vida y, en cuanto lo haga, la creación entera será consumida y todo aquello que ahora nos parece finito y corrompido aparecerá infinito y puro.

Esto sucederá mediante una superación del goce sensual.
Ante todo, la noción de que el hombre tiene un cuerpo distinto de su alma, será abolida; esto lo haré imprimiendo según el método infernal de corrosivos que en el infierno son saludables y medicinales, haciendo desaparecer las superficies aparentes y descubriendo el infinito que tenían oculto. Si las puertas de la percepción estuviesen limpias, cada cosa aparecería al hombre como es, infinita.
Pero el hombre se ha recluido hasta no ver las
cosas sino a través de las aberturas de su caverna. 

Matrimonio entre el cielo y el infierno.
William Blake.

002 # Siddharta

¡El exceso de conocimientos, de versos sagrados, de normas rituales, mortificación, celo y aspiraciones lo había inmovilizado! Dominado por su orgullo, había sido siempre el más empeñoso, el hombre situado siempre a un paso por delante de todos los otros, siempre el hombre espiritual y sabio, siempre el sacerdote o gran erudito. Y en ese sacerdocio, en ese orgullo, en esa espiritualidad, se había escondido su Yo.

...

¿Qué podría decirte, oh venerable?- replicó Siddharta-, suele ocurrir que sus ojos sólo ven aquello que anda buscando, y ya no logra encontrar nada ni se vuelve receptivo a nada porque solo piensa en lo que busca, porque tiene un objetivo y se haya poseido por él. Buscar significa tener un objetivo. Pero encontrar significa ser libre, estar abierto, carece de objetivos. Tú, honorable, quizás seas de verdad un buscador, pues al perseguir tu objetivo no ves muchas cosas que tienes a la vista. 

...

- Pero esto que tu llamas "cosas" ¿es acaso algo real, algo esencial- repuso Siddharta-. Poco importa que las cosas sean o no apariencias; el hecho es que yo tambien soy apariencia y, por lo tanto, ellas son mis semejantes. Esto es lo que me las hace tan entrañables y dignas de respeto: son mis semejantes. Por eso puedo amarlas. Y he aquí una doctrina de la que vas a reirte: el amor, Govinda, me parece la cosa más importante que existe. Analizar el mundo, explicarlo o despreciarlo acaso sea la tarea principal de los grandes filósofos. Yo, en cambio, lo único que persigo es poder amar el mundo, no despreciarlo, no odiarlo a él ni odiarme a mí mismo, poder contemplarlo- y con él a mí mismo y a todos los seres- con amor, admiración y respeto.

 Siddharta.
Herman Hesse.