025 # Astronomías imaginarias

¿Cómo era posible que personas que consideraban la Tierra esférica hicieran mapas donde se veía una Tierra plana? La explicación es que lo hacemos tambien nosotros. Criticar estos mapas porque son planos sería como criticar un atlas contemporáneo porque es plano. Se trataba de una forma ingenua y convencional de proyección cartográfica...

... Ahora, intenten pensar en el mapa de las líneas de ferrocarril que nos propone esos horarios de trenes que encontramos en los quioscos. Nadie, a partir de esa serie de nudos, de por sí clarísima si hemos de tomar un tren desde Milán hasta Livorno (y enterarnos de que debemos pasar por Génova), podría extrapolar con exactitud la forma de Italia. La forma exacta de Italia no interesa a quienes tiene que ir a la estación.

Los romanos trazaron una serie de carreteras que conectaban todas las ciudades del mundo conocido, pero podemos ver cómo se representaban en el mapa denominado peutingeriano, por el nombre de quien lo descubrió en el siglo XV.

La parte superior representa a Europa, la inferior a África, pero estamos en la misma situación del mapa de los ferrocarriles. En este mapa se pueden ver las carreteras, de dónde salen y adónde llegan pero no se adivina mínimamente ni la forma de Europa ni la del Mediterráneo ni la de África (y sin duda los romanos tenían nociones geográficas mucho más precisas). Pero no les interesaba la forma de los continentes, sino la noticia de que, por ejemplo, había una carretera que permitía ir desde Marbella hasta Génova. 


... ¿Cuánto separa mucha ciencia ficción de la ciencia que la ha precedido o la seguirá? Si los narradores de ciencia ficción leen sin duda a los científicos, ¿ cuántos científicos han alimentado su imaginación con los narradores de ciencia ficción? ¿Cuántas de las astronomías imaginarias de la ciencia ficción siguen o seguirán siendo un día todavía imaginarias?...

...¿Cómo nacio y qué finalidad tenía la carta del preste Juan? Quizá se trataba de un documento de propaganda antibizantina, elaborado en los scriptoria de Federico I, pero el problema no reside tanto en su origen como en su recepción. A través del fantasear geográfico se fue reforzando poco a poco un proyecto político. En otras palabras, el fantasma evocado por agún escriba en vena de falsificaciones ( género literario muy estimable en aquella época) actuó como coartada para la expansión del mundo cristiano hacia África y Asia, amigable sostén del fardo del hombre blanco.

He aquí, pues, un caso de geografía imaginaria que ha producido historia verdadera. No es el único. Quisiera acabar con el Typus orbis terrarum de Ortelio, del siglo XVI.

Ortelio nos representaba ya el continente americano con notable precisión, pero seguía pensando, como muchos antes y después de él, que existía una Terra australis, un inmensa calota que envolvía toda la parte antártica del planeta. Para encontrar esta inexistente Tierra austral, navegadores incansables, desde Mendaña hasta Bogainville, desde Tasman hasta Cook, exploraron el Pacífico. Gracias a una cartografía imaginaria se descubrieron por fin la verdadera Australia, Tasmania, Nueva Zelanda.

Piedad, pues, por quienes han combatido en la fronteras de lo ilimitado y del porvenir. piedad por las grandezas y los errores a menudo fecundos de todas las geografías y astronomías imaginarias. 


Construir al enemigo.
Umberto Eco.