074 # El hombre que ríe (XVII)


- Si uno pudiera salir de un dolor como se sale de una ciudad, todavía podríamos ser felices, Homo. ¡Ay! Siempre estaría presente aquel que ya no existe. Una sombra es lo que queda sobre los que sobreviven. Tú sabes a quien me refiero, Homo. Eramos cuatro, sólo somos tres. La vida no es más que la pérdida de todo lo que se ama. Se deja detrás de sí una recua de dolores. El destino nos aturde por una prolijidad de sufrimientos insoportables, y todavía hay quien se asombra de que los viejos sean machacones. Es que la desesperación los entontece. Querido Homo, el viento en popa persiste y ya no se ve la cúpula de San Pablo; pronto pasaremos por delante de Greenwich. Será un recorrido de seis millas. ¡Ah! Les vuelvo la espalda para siempre a estas odiosas capitales llenas de sacerdotes, de magistrados, de populacho. Prefiero ver moverse las hojas de los árboles.

Barkilphedro apuntó al águila y alcanzó a la paloma.    
El hombre que ríe.  
Victor Hugo.