…todas las culturas imponen ciertas correcciones sobre la cruda realidad, transformando una suma de objetos mal delimitados en unidades de conocimiento. El problema no reside en que se realice esta conversión, es perfectamente natural que la mente humana se resista al asalto que le produce lo extraño; por esta razón, ciertas culturas han tendido a imponer transformaciones completas sobre otras culturas, recibiéndolas no como son, sino como deberían ser para beneficiar al receptor…
…El punto sobre el que hay que insistir es que esa verdad sobre las diferencias distintivas entre las razas, las civilizaciones y las lenguas era ( o pretendía ser) radical e indiscutible. Llegaba hasta el fondo de las realidades, se aseguraba de que no pudiera salirse de los orígenes y de los tipos que esos orígenes permitían; establecía fronteras reales entre seres humanos, fronteras a partir de las cuales se construían las razas, las naciones y las civilizaciones; forzaba la visión hasta llevarla lejos de las realidades humana comunes y plurales, como son la alegría, el sufrimiento o la organización política, y en vez de esto se destacaba las cuestiones descendentes y regresivas de los orígenes inmutables. Ningún científico podía ya salirse de estos orígenes en su investigación, igual que ningún oriental podía escapar a las categorías de “ los semitas”, “los árabes” o “los indios”, de los cuales su realidad presente – devastada, colonizada y atrasada- le excluía no ser que fuera por la presentación didáctica del investigador blanco…
… No por casualidad Auerbach terminó sus reflexiones otoñales con una cota significativa del Didascalicon, , de Hugo de Saint-Victor : “El hombre que encuentra su patria dulce es todavía un tierno principiante; aquel para el que cualquier tierra es su tierra natal es ya fuerte; pero quien es perfecto es aquel para quien el mundo entero es como un país extranjero” Esto es, cuanto más capaces seamos de abandonar nuestra patria cultural, más capaces seremos de juzgarla a ella y al mundo entero con el distanciamiento espiritual y la generosidad necesaria para verlos como son verdaderamente. Y estaremos también más capacitados para juzgarnos a nosotros mismos y a otras culturas con la misma combinación de intimidad y distancia…
…La creación de una identidad, implica establecer antagonistas y “otros” cuya realidad esté siempre sujeta a una interpretación y a una reinterpretación permanentes de sus diferencias con “nosotros”. Toda época y toda sociedad recrea sus “otros”…Lo que hace que todas estas realidades fluidas y de extraordinaria riqueza resulten difíciles de aceptar es que la mayoría de las personas rechaza el concepto subyacente: que la identidad humana, no solo no es natural y estable, sino que es creada e incluso, en ocasiones, creada completamente.
Orientalismo.(fragmentos)
Edward W. Said.