8.Viajes a través del espacio y del tiempo.
Cuando la luz que vemos actualmente de M31 partió de allí hacia la Tierra no había hombres en nuestro planeta, aunque nuestros antepasados estaban evolucionando rápidamente hacia nuestra forma actual. La distancia de la Tierra a los quásares más remotos es de ocho o diez mil millones de años luz. Los vemos tal como eran antes de la acumulación que creó la Tierra, antes de que se formara la Vía Láctea.
Esta situación no es exclusiva de los objetos astronómicos, pero sólo los objetos astronómicos están a suficiente distancia para que la velocidad finita de la luz resulte importante.Si uno mira a una amiga a tres metros de distancia en la otra punta de la habitación no la ve como es “ahora”, sino tal como “era” hace una centésima de millonésima de segundo.
Desde el punto de vista de un observador estacionario, la luz que nosotros reflejamos se enrojece cuando partimos y se azulea cuando volvemos. Si nos desplazamos hacia el observador a una velocidad cercana a la de la luz nos vemos envueltos en un fantástico resplandor cromático: nuestra emisión infrarrojo normalmente invisible se desplazará hacia las longitudes de onda visibles, más cortas. Nos quedaremos comprimidos en la dirección del movimiento, nuestra masa aumentará, y el tiempo, nuestra sensación del tiempo, se hará más lento, lo que constituye una extraordinaria consecuencia de este desplazamiento próximo a la velocidad de la luz llamada dilatación temporal.
Pero desde el punto de vista de un observador que se desplazara con nosotros -alguien de paquete- ninguno de estos efectos serían percibidos.
Estas predicciones peculiares y a primera vista sorprendentes de la relatividad especial son ciertas en un sentido más profundo que cualquier otra cosa en física.
Dependen de nuestro movimiento relativo. Pero son reales, no ilusiones ópticas.
Supongamos que pudiéramos ir al pasado y cambiarlo...Esto equivale a poner en marcha una secuencia diferente de acontecimientos históricos, que quienes hemos abandonado en nuestra línea temporal no llegarán a conocer nunca. Si fuese posible este tipo de viaje temporal podría existir en cierto modo cualquier historia alternativa imaginable.
La historia es en su mayor parte un haz complejo de hilos profundamente entretejidos, fuerzas sociales, culturales y económicas difíciles de desenredar. Los acontecimientos pequeños,
impredecibles y casuales que en número incontable van fluyendo continuamente, no tienen a menudo consecuencias de largo alcance. Pero algunos acontecimientos, los que tienen lugar en intersecciones críticas o puntos deramificación, pueden cambiar el aspecto de la historia. Puede haber casos en los que resulte posible provocar cambios profundos mediante ajustes relativamente triviales.
Cuanto más lejos esté situado en el pasado este acontecimiento, más poderosa podrá ser su influencia: porque el brazo de la palanca del tiempo se hace más largo.