017 # El nombre de la rosa (XIII)


-Era la mayor biblioteca de la cristiandad- dijo Guillermo-. Ahora- añadió,- es verdad que está cerca el anticristo, porque ningún saber impedirá ya su llegada. Por otra parte, esta noche hemos visto su rostro.

-¿El rostro de quién?- pregunté desconcertado.

-Hablo de Jorge. En ese rostro devastado por el odio hacia la filosofia he visto por primera vez el retrato del anticristo, que no viene de la tribu de Judas, como afirman los que anuncian su llegada, ni de ningún pais lejano. El anticristo puede nacer de la misma piedad, del excesivo amor por Dios o por la verdad, así como el hereje nace del santo y el endemoniado del vidente. Huye, Adso, de los profetas y de los que están dispuestos a morir por la verdad, porque suelen provocar tambien la muerte de muchos otros, a menudo antes que la propia. Jorge ha realizado una obra diabólica, porque era tal la lujuria con la que amaba su verdad, que se atrevió a todo para destruir la mentira. Tenía miedo del segundo libro de Aristóteles, porque tal vez éste enseñase realmente a deformar el rostro de toda verdad para que no nos convirtiésemos en esclavos de nuestros fantasmas. Quizá la tarea del que ama a los hombres consista en lograr que éstos se rían de la verdad, lograr que la verdad ría, porque la única verdad consiste en aprender a liberarnos de la insana pasión por la verdad. 

Umberto Eco.