...los nombres de los señores que intervinieron en la ceremonia se confunden en mi mente con los de los paladines de Alejandro, y veo a los doce pares literarios del macedonio - a Licanor, Enenidón de Arcadia, Perdicás, Tolomé, Arides, Dan Clins, Pirrus de Montflor y los restantes - unidos a las facciones adversarias que rodeaban al lecho del rey de Jerusalén. Todos los varones del reino se hallaban presentes, y hasta los más opuestos se comprometieron entonces a obedecer su voluntad. Mi imaginación superpone las armas mágicas que sirvieron para vencer a los monstruos del desierto atroz comprendido entre el Oxus y el Araxe, durante la campaña griega de la India, con los gonfalones y los escudos heráldicos de los triunfadores de Montgisard y de Kerak, y es como si los héroes de la historia remota y contemporánea se hubieran citado en torno del agonizante, aglomerando, en la penumbra saturada de perfumes de nardo, de áloe y de ámbar, los cascos helénicos y los yelmos medievales, las cimeras con águilas, con arcángeles, con centauros y con hipogrifos, las plumas del ave fénix y del faisán áureo, para rendir el último homenaje al leproso.
El unicornio.
Manuel Mujica Lainez.