053 # El hombre que ríe (VII)

Dar opción al voto es echarlo todo a perder. ¿Quereis que los estados floten como las nubes? El desorden no engendra el orden. Si el caos es el arquitecto, el edificio será Babel. Además, ¿qué mayor tiranía que esa falsa libertad? Yo quiero divertirme, y no gobernar. Votar me molesta, quiero bailar. ¡Qué providencia un principe que se encarga de todo! ¡Ciertamente que un rey es generoso al tomarse tanto trabajo por nosotros! Él se ha educado allí dentro y sabe de que se trata. Es su oficio. La paz, la guerra, la legislación, las finanzas.¿ Acaso esto concierne a los pueblos? Sin duda es necesario que el pueblo pague y sirva, pero esto debe bastarle. Una parte de él se dedica a la política; es de esta parte que salen las dos fuerzas del Estado: el ejercito y el presupuesto. ¿Acaso no es bastante ser contribuyente y ser soldado? ¿Qué otra necesidad tiene? Es el brazo militar y el brazo financiero. Magnífico papel. Se reina por él y es preciso que retribuya este servicio. Impuesto y lista civil son los salarios que satisface el pueblo y que ganan los principes. El pueblo da su sangre y su dinero con tal de que se le gobierne. Querer gobernarse a si mismo. ¡qué idea tan extraña! Le es necesario un guía. El pueblo , siendo ignorante, es ciego. ¿Acaso el ciego no lleva un perro? Solo que, para el pueblo, el rey que consiente en ser el perro es un león. ¡Qué bondad! ¿Pero por qué es ignorante el pueblo? Porque es necesario que lo sea. La ignorancia es la custodia de la virtud. Donde no hay perspectiva no hay ambiciones; el ignorante vive en una noche útil que, suprimiendo la mirada, suprime la codicia, de ahí la inocencia. Quien lee, piensa; quien piensa, razona. No razonar es el deber y tambien la felicidad. Estas verdades son incontestables. La sociedad se asienta sobre ellas.




Lord Clancharlie
El hombre que ríe.  
Victor Hugo.